Desde abril de 2002 no entraba al Palacio de Miraflores.
Sí, desde aquellos complejos días en los que Mercurio Retrógrado hizo de las suyas para que nadie entendiera lo que en realidad pasó los días 11, 12 y 13 - que terminaron siendo una "conspiracióngolpistadelacontrarrevoluciónapátridaeimperialista" - no ponía mis pies en los predios del poder oficialista.
Ocho años después, ya separada de mi fuente farandulera, y como redactora nocturna de Últimas Noticias, invitaron al periódico a "una entrega de créditos a pequeños y medianos empresarios" por parte del Presidente de la República.
Ok. Da igual cubrir esos encuentros por el canal estatal de TV, porque no hay acceso al Presidente, pero fuimos, por "relaciones públicas".
La alocución en el Salón Ayacucho era a las 7 pm. Nos tocó hacer cola en Prevención 1 (puerta de entrada a Palacio) junto a los invitados e invitadas, algunas de ellas con bermudas - pantalones que en tiempos de la cuarta república "no se permitían en la majestad de Palacio".
Cuando logramos entrar, hicimos otra cola para ser requisados y confirmados en la lista de invitados e invitadas. Por supuesto, no aparecíamos, pero minutos después (después de que nos comieron literalmente los zancudos patas blancas), aparecieron las chicas de prensa y nos autorizaron el acceso.
Muy simpáticas las muchachas, eso sí. Ya eran las 7 pm y nos llevaron al salón Ayacucho. Todo majestuosamente rojo rojito, y quien no estaba en la onda del color, sacaba de sus bolsos, sus respectivas cachuchas coloradas, para que "el jefe" los viera desde su púlpito.
Nos entregaron un papel con la programación del evento, pero nos advirtieron "la programación puede alterarse". Y fue así...el líder llegó sonriendo y estrechando manos. Todos y todas saltaron de sus sillas como un resorte para recibirlo de pie y aplaudiendo.
Una hora, dos horas, tres horas...Dios!!! aquellas infames sillas de plástico iban a acabar con mi humanidad y no había noticia, ni podía pararme! "solo puede hacerlo cuando el Presidente abandone el recinto", me dijo una chica de protocolo.
Uy, a mí me miraba aquel hombre "becerreao", como diciendo "esta es una intrusa".
"Apenas son las diez", bromeaba el presidente y entre aplausos y aplausos, los invitados e invitadas estaban en éxtasis.
Cuando ya el cuerpo estaba entumecido, las ganas de ir al baño eran apremiantes y la sed hacía estragos...por fin!!!! el máximo líder se despidió. "Haremos un acto así cada dos semanas, verdad Elías (Jaua)?".
Ay no, prefiero verlo por TV en la redacción, tomando café, fumando un cigarro, comiéndome alguito y escribiendo tan pronto termine.
Chas gracias!!!!!