Hablar de la desaparición física del colega y amigo Jesús Bustindui, no es fácil. Se fue un 27 de enero, justo empezando el año 2011.... pero por lo grande.
En la funeraria Los Caobos todos los artistas, periodistas, empresarios, amigos, compañeros... todos estuvieron presentes en su "coctel de despedida", como él mismo quiso llamar a su último adiós.
Su capilla repleta de flores y con dedicatorias hermosas, eran solo el preludio de la mesa de pasapalos y bebidas (refrescos de varios sabores) que antecedían a su féretro: Cerrado y con la foto con la que por muchos años ilustró su famosa columna "Álbum de Afiches" en el desaparecido vespertino El Mundo.
A la cabeza de la urna, una cinta llevaba escrita una de sus frases favoritas: Algo así como "amigos sean felices", aunque por la emoción no pude retener todo el mensaje completo.
Lo más impresionante era la gran cantidad de gente, que aunque triste por la partida de "Yisús", estaba serena. ¿Y cómo no estarlo si su esposa Mercedes y su hija Flavia trasmitían una paz que a todos nos dio fortaleza?
Amigos de aaaaaaaaaños, de aaaños o de años se reencontraban para relatar sus recuerdos con Jesús. Lo extraordinario es que todos coincidían en que "fue mi maestro", "era como mi padre", "siempre estaba pendiente de mí", "era un ser sin mezquindades, ni egoísmos"........... Era AMADO. Todos los amamos y lo amaremos por siempre.
Durante las primeras horas del velorio artistas como Mirla Castellanos, Rudy Marquez y otros no menos importantes que se escapan en este momento de mi memoria, le cantaron a Jesús. Una serenata en su coctel de despedida que cerró con Amor eterno y Cuando un amigo se va.
Por supuesto, a "Yisús" había que honrarlo, despedirlo como él se merece: con un aplauso, con una gran ovación. Y así se hizo.
