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sábado, 29 de mayo de 2010

De regreso a "Palacio"


Desde abril de 2002 no entraba al Palacio de Miraflores.

Sí, desde aquellos complejos días en los que Mercurio Retrógrado hizo de las suyas para que nadie entendiera lo que en realidad pasó los días 11, 12 y 13 - que terminaron siendo una "conspiracióngolpistadelacontrarrevoluciónapátridaeimperialista" - no ponía mis pies en los predios del poder oficialista.

Ocho años después, ya separada de mi fuente farandulera, y como redactora nocturna de Últimas Noticias, invitaron al periódico a "una entrega de créditos a pequeños y medianos empresarios" por parte del Presidente de la República.

Ok. Da igual cubrir esos encuentros por el canal estatal de TV, porque no hay acceso al Presidente, pero fuimos, por "relaciones públicas".

La alocución en el Salón Ayacucho era a las 7 pm. Nos tocó hacer cola en Prevención 1 (puerta de entrada a Palacio) junto a los invitados e invitadas, algunas de ellas con bermudas - pantalones que en tiempos de la cuarta república "no se permitían en la majestad de Palacio".

Cuando logramos entrar, hicimos otra cola para ser requisados y confirmados en la lista de invitados e invitadas. Por supuesto, no aparecíamos, pero minutos después (después de que nos comieron literalmente los zancudos patas blancas), aparecieron las chicas de prensa y nos autorizaron el acceso.

Muy simpáticas las muchachas, eso sí. Ya eran las 7 pm y nos llevaron al salón Ayacucho. Todo majestuosamente rojo rojito, y quien no estaba en la onda del color, sacaba de sus bolsos, sus respectivas cachuchas coloradas, para que "el jefe" los viera desde su púlpito.

Nos entregaron un papel con la programación del evento, pero nos advirtieron "la programación puede alterarse". Y fue así...el líder llegó sonriendo y estrechando manos. Todos y todas saltaron de sus sillas como un resorte para recibirlo de pie y aplaudiendo.

Una hora, dos horas, tres horas...Dios!!! aquellas infames sillas de plástico iban a acabar con mi humanidad y no había noticia, ni podía pararme! "solo puede hacerlo cuando el Presidente abandone el recinto", me dijo una chica de protocolo.

Uy, a mí me miraba aquel hombre "becerreao", como diciendo "esta es una intrusa".

"Apenas son las diez", bromeaba el presidente y entre aplausos y aplausos, los invitados e invitadas estaban en éxtasis.

Cuando ya el cuerpo estaba entumecido, las ganas de ir al baño eran apremiantes y la sed hacía estragos...por fin!!!! el máximo líder se despidió. "Haremos un acto así cada dos semanas, verdad Elías (Jaua)?".

Ay no, prefiero verlo por TV en la redacción, tomando café, fumando un cigarro, comiéndome alguito y escribiendo tan pronto termine.

Chas gracias!!!!!

La calle es un bar




Blanca González/Fotos Miguel Acurero
bgonzalez@cadena-capriles.com

Tun, tun, tun… las cornetas retumban en las calles y avenidas repletas de carros y motos, donde los panas improvisan su propio sarao los viernes en la noche.

Compartir con los amigos es la premisa. ¿Dónde? En cualquier parte. Total, “estamos dos horas aquí y nos vamos pa’la playa”. Un predespacho pues, para luego lanzarse a la aventura de bailar reguetón, merenguito, salsa o tecno ¡hasta que el cuerpo aguante! Las bebidas espirituosas no pueden faltar, y para ello, una vaca es la mejor opción. “¿Una disco? ¡Tas loca! Es buuurda de caro”.

No es cuento: ¡la calle es un bar! De punta a punta de la ciudad, los viernes en la noche la gente resuelve cómo divertirse. Desde los chamos hasta los de la juventud prolongada montan su propio escenario. Eso sí, no falta la música, el baile, la cava repleta y hay hasta quienes se llevan su parrillera para comer su carnita.

No hay contraste entre un punto y otro de la ciudad, la única diferencia es que en el Este son difíciles de encontrar y prefieren amenizar su reunión con licores blancos y cervezas; mientras que en el Oeste, además de la espumosa, pulula el escocés de entre 12 y 18 años.


Recorrido. Diez de la noche. Av. Principal de San Martín. Ya no hay colas, y mientras la ciudad se esconde bajo las penumbras, cientos de personas permanecen en las calles para armar una rumbita con los amigos y ¡sin miedo a ser atacados por el hampa!

Jóvenes, mujeres, niños… es una multitud que baila, ríe y conversa. A su lado, los vehículos con las maletas abiertas compiten en sonido a ritmo de reguetón. Elegir a quién abordar no es tarea fácil ante tan variopintos grupos; no obstante, cuando advierten la presencia de un extraño, todos dan la cara.

“¿Que cómo nos divertimos? ¡Así, en la calle! Ya los tiempos de irse a bailar a una discoteca pasaron. De esta manera es más barato y pueden participar todos los panas”, nos ataja Pedro Blanco.

Y es que al parecer la calle es buena para todo, desde conversar, bailar y hasta celebrar un cumpleaños. “¿Y el hampa? Nadie se mete con nosotros porque somos de la zona y nos conocen”, dice Blanco.

Seguimos rodando y nos encontramos con la propia rumba ambulante. “Estamos aquí por primera vez. Somos gente sana, cero drogas… campaneamos un güisquicito y… ¿bailamos ésta?”, nos sorprende Anthony Durán.

Después de movernos al ritmo de Los Cadillac’s y Wisin & Yandel, decidimos proseguir el recorrido, esta vez hacia el este de la ciudad. Fue difícil, pero no imposible, hallar los “point” (puntos de encuentro) de ese lado de Caracas.

“De vez en cuando nos molesta la policía, pero nos revisan y saben que no consumimos drogas. Ya nos conocen”, nos dice Raúl Yépez.

Son distintas caras e historias, amparadas bajo el manto de las estrellas en una ciudad en la cual, en cuanto cae la noche, ¡se prende la rumba! y la calle se convierte en un bar.

De Estreno


Adecuándome a las nuevas tecnologías que hacen del periodista un ente convergente, abro mi blog “Letras y teclas” para interactuar con la audiencia, no solo a través de Últimas Noticias – periódico en el que me desempeño – sino en este medio de comunicación que nos acerca más rápidamente en el mundo.
También será un reflejo de mi carrera y de las noticias y reportajes que he acumulado en más de 20 años de trayectoria.
Gracias a todos